Ciberseguridad y Cumplimiento Simplificado para Startups y PYMEs en México y LATAM 🔐
La ciberseguridad es una serie de procesos, prácticas y controles que ayudan a proteger los sistemas, los dispositivos, las plataformas y la información confidencial de ataques digitales. Estos ataques suelen tener como objetivo el acceso, modificación o destrucción de información importante, la interrupción de la continuidad de los negocios y la extorsión de usuarios a cambio de dinero.
También llamada seguridad informática, seguridad cibernética o seguridad de tecnología de información (TI), se trata de una práctica fundamental tanto para individuos como organizaciones, en un mundo cada vez más digitalizado y, por ello, cada vez más vulnerable a ataques informáticos.
Una buena estrategia de ciberseguridad debería enfocarse en cuatro metas principales:
Busca crear conciencia sobre las posibles consecuencias de negocio tras un ciberataque, identificando los servicios, información y procesos que de cierta forma representan un impacto para la organización, ya que de no conocer los impactos de negocio es difícil que se asuma una postura de seguridad.
Busca evitar que un ataque cibernético llegue a introducirse y afectar los dispositivos y sistemas que utiliza la empresa. El ejemplo más clásico para lograr esto es el uso de antivirus; sin embargo, existen medidas mucho más efectivas, como el servicio de pentesting.
Dicha herramienta consiste en realizar pruebas de ataque a la empresa del cliente (por ejemplo, a su página web o a una aplicación móvil), como si se tratase de un ciberdelincuente, para identificar y eliminar vulnerabilidades.
Se trata de detectar y bloquear cualquier amenaza en el instante que logra entrar al dispositivo o sistema. De esta manera puede ser eliminada antes de que logre ocasionar algún daño.
Si las estrategias anteriores no son efectivas, en última instancia se busca aislar y eliminar la amenaza, de manera que el dispositivo o sistema afectado pueda ser recuperado. En este caso sería necesario, además, recuperar cualquier archivo (como datos personales) que haya sido perjudicado.
Un marco integral para protegerse contra las amenazas cibernéticas abarca estos 3 componentes clave:
Uno de los eslabones más débiles en la ciberseguridad son las personas. De hecho, según un estudio de IBM, el 95% de las brechas de ciberseguridad se deben a errores humanos (como hacer clic en un enlace malicioso o compartir contraseñas) Por ello, es esencial que todos los empleados reciban formación sobre las mejores prácticas de ciberseguridad.
Las organizaciones deben tener políticas y procedimientos claros relacionados con la ciberseguridad. Estos pueden incluir procedimientos de respuesta a incidentes y directrices sobre cómo almacenar o compartir datos. Además, es vital realizar auditorías y revisiones regulares para asegurarse de que los procesos se siguen correctamente y para identificar áreas de mejora.
En ciberseguridad, cuando hablamos de tecnologías nos referimos a herramientas y soluciones como firewalls, sistemas de detección y prevención de intrusiones, software antivirus y antimalware, soluciones de cifrado, segmentación de redes, gestión de identidades, control de acceso basado en roles y herramientas de monitoreo en tiempo real, como Apolo.
En un mundo cada vez más interconectado, donde la información fluye constantemente a través de redes, dispositivos móviles y sistemas informáticos, la protección de datos personales, financieros y confidenciales se vuelve esencial.
Las amenazas cibernéticas, como el robo de identidad, el fraude electrónico y el malware, pueden tener graves consecuencias para individuos y organizaciones, comprometiendo la privacidad, la reputación y la estabilidad económica.
Según un informe de IBM, en 2022, el costo promedio global de violación de datos fue de 4.35 millones de dólares.
Por otro lado, la ciberseguridad es crucial para la continuidad y el buen funcionamiento de los servicios esenciales, como la energía, el transporte, la salud y la comunicación. Los ataques cibernéticos dirigidos a infraestructuras críticas pueden interrumpir operaciones vitales y poner en peligro la seguridad pública.
Como medida preventiva, la inversión en ciberseguridad se ha convertido en una inversión en la estabilidad y seguridad a largo plazo tanto para organizaciones como para la sociedad en general.
Las soluciones de seguridad cibernética deben funcionar como capas de protección que eviten todo tipo de ataque malicioso; de manera que si una capa falla, existan otras barreras que puedan evitar un ciberataque. En este sentido, existen distintos tipos de ciberseguridad:
Su objetivo es garantizar el desarrollo de aplicaciones seguras, ya sea que operan de manera local o en la nube, para evitar que un atacante pueda acceder a datos confidenciales contenidos en ella. Este tipo de ciberseguridad debe formar parte de la arquitectura y el desarrollo de la aplicación, mucho antes de ser utilizada. Un ejemplo de ello son los procesos de autenticación del usuario.
Este tipo de seguridad es un requisito para garantizar la calidad del servicio web, y se basa en la protección de las comunicaciones de tipo HTTP que ocurren entre el proveedor del servicio y su cliente, ya sea en internet o en redes privadas. Esto se logra de dos maneras independientes entre sí: protegiendo la capa de transporte y a nivel del mensaje.
Las API (siglas de application programming interface, que se traduce como interfaz de programación de aplicaciones) son utilizadas para proteger las comunicaciones entre dos sistemas, garantizando que estén cifradas y que sigan una serie de protocolos de confidencialidad y autenticación.
Busca garantizar que las instalaciones (como redes eléctricas), los sistemas informáticos y centros de datos estén protegidos contra el deterioro, daños físicos e interrupciones, así como también que el acceso a ellos sea restringido.
Esto es especialmente importante para empresas que realizan cifrado de datos en la nube y que deben mantener la privacidad de sus usuarios, y cumplir con ciertas regulaciones.
Su propósito es educar a los empleados de la empresa y a los usuarios finales de la tecnología para que tengan buenas prácticas de seguridad y sepan identificar y evitar ciberamenazas. Esto incluye, entre otras prácticas, no conectar unidades USB no conocidas y no abrir archivos adjuntos de un email sospechoso.
Se refiere a la capacidad de la empresa de responder a ciberamenazas que no implican una interrupción de las operaciones usuales, como podría serlo una brecha en el sistema de resguardo de datos confidenciales.
Se trata de las herramientas que posee una empresa para responder a un ataque cibernético o cualquier otro evento inesperado (como un desastre natural o una interrupción del servicio eléctrico) que afecte la continuidad del servicio. Así se evita que las operaciones se interrumpan y se pueda mantener la continuidad del negocio, volviendo a la capacidad operativa que se tenía previo al evento.
Un ciberataque consiste en una serie de acciones dirigidas a perjudicar recursos digitales (como bases de datos, sistemas operativos, entre otros) con la finalidad de causar daño a una empresa o individuo. Los cibercriminales se han aprovechado de los entornos de trabajo en remoto y del uso de la nube para generar cada vez más ataques maliciosos.
Algunos de los más comunes son:
El término «malware» es la abreviatura de malicious software, que se traduce a software malicioso, y es el tipo de ciberataque más común. Se trata de un software creado con la finalidad de otorgar acceso no autorizado a ciberdelincuentes a redes y sistemas privados, de manera que pueden dañarlos, bloquear el acceso a ellos o robar información confidencial.
Existen distintos tipos de malware que se diferencian según la forma en que operan y la intención del ciberatacante, siendo los principales el ransomware, el spyware, los troyanos, el adware, los gusanos y las botnet.
Conocido en español como suplantación de identidad, es una estrategia basada en crear copias de páginas web o enviar correos electrónicos que parecen ser de una fuente conocida (como una empresa de renombre o un banco) solicitando a las personas que envíen algún tipo de información personal, como los datos de una tarjeta de crédito o contraseñas.
Este tipo de ataque consiste en engañar al usuario para que entregue datos confidenciales. Usualmente ocurren en las redes sociales, foros o tiendas virtuales, o por vía telefónica.
Se trata de personas, generalmente ex empleados o socios, que tienen acceso a los sistemas de la empresa y los usan para llevar a cabo robo de datos, infección por malware, entre otras cosas, evitando además barreras como los firewalls.
Un ataque de denegación de servicio distribuido (DDoS) pretende sobrecargar de solicitudes falsas a un servidor o sitio web, haciendo que colapse y no sea capaz de satisfacer solicitudes auténticas.
Consiste en la inyección de un código SQL (del inglés structured query language, que se traduce a lenguaje de consulta estructurado) que es capaz de manipular bases de datos de servidores web aprovechando sus vulnerabilidades para mostrar información confidencial al atacante.
Se trata de un tipo de ataque cibernético similar al espionaje, en el que un atacante intercepta comunicación entre dos partes valiéndose, por ejemplo, de una red Wi-Fi desprotegida, para obtener datos confidenciales.
La clave para protegerse de los ciberataques es aprendiendo a reconocerlos y a prevenirlos de la manera que se adapte mejor a tus circunstancias particulares. Por ello, lo ideal es recurrir a fuentes confiables y poner en práctica las recomendaciones de expertos en el tema.
A medida que las amenazas cibernéticas evolucionan, es crucial que las empresas adopten medidas proactivas para protegerse. Aquí te compartimos algunas de las mejores prácticas de ciberseguridad que toda empresa debería considerar:
Toda empresa o individuo que posea algún tipo de activo digital está expuesta a ser el blanco de ciberataques: desde robo de datos hasta extorsiones. Estos tipos de ataque han incrementado un 400 % en los últimos dos años, debido al alto grado de digitalización de las empresas, acarreando con ellos grandes costos monetarios y logísticos.
Debido a ello, es imprescindible que se establezcan buenas estrategias de ciberseguridad para proteger procesos de negocio, sistemas, dispositivos y redes.
En Delta Protect simplificamos la ciberseguridad y el cumplimiento de tu empresa. Si quieres conocer todas las estrategias que ofrecemos de forma customizada, visita nuestra web o contacta a nuestros expertos.